Mi alma dandy, baudelairiana,
espectro disconforme consigo,
se tatúa toda llena de sangre
y sanguijuelas,
y errabunda como es
quiere que no la vean,
quiere pasar desapercibida,
por eso usa collares de lengua
y sombrero de fuego requemándole las crenchas.
Mi alma indómita,
rebelde, recalcitrante, suicida,
secretamente sumergida en opio,
en jugo de aves que ya no desparraman su vuelo
con pedantería,
se lava la cara con gesto de alma poseída,
desvaída,
borracha de calorías, obesa,
despilfarra lo poco de seso que queda en sus bolsillos.
Mi alma cantora
babea en el sillón como para
que no la vean.
¡Te ven, alma, te ven!
¡Vente conmigo, querida!
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