¿Para qué alegría ríe la torpe manzana de allá lejos?
¿Para mi boca?
¿Para mi lengua?
Se jolgoriza con una bocanada de espíritus errantes y etílicos. ¿Por qué no asume su responsabilidad de jolgorista narcisa y confiesa su egoísmo y su desdén más cosmopolitas, y acepta —¡burócrata!— que sólo está pensando en el glorioso instante de ascender a sidra?
(Tal vez
acaso
entonces
luego)
No sé
pero ríe con su carnal alegría de manzana en
proceso
de pudrición
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