La necedad, el yerro, el pecado, la roña,
ocupan nuestras almas, trabajan nuestros cuerpos…
BAUDELAIRE. Las flores del mal
todo poeta es en palabras un rupturista
mas el tremendo tifón que escupen la academia y la historia
no se soslaya de un plumazo
paso a paso el poeta gira sobre su talón y se hunde en su lodo
en su propia creación que no es otra que la ajena
la acción de la poesía sobre la sociedad
es la de una colérica piedra
podría causar gran destrozo con golpes repetidos
mas nadie se atreve a arrojarla
el poeta es un vil inocente
un déspota atado a las cadenas del vacío
cree haber edificado un imperio semejante a los
pulpos de la comida rápida
pero a veces no llega a perpetrar siquiera su mísero plato
de comida
lleva a la mesa su trozo de pan
y come las achuras con la misma rabia
y la vanidad
que un perro
al que le tiraron los huesos pelados de pretéritos banquetes
¡cuántos necios han visto en la poesía el atalaya de la especie!
¿no aprendieron la lección del albatros?
milenios de capitalismo real
milenios también de poesía pretenciosa
falaz
¡basta de sutilezas y de espejismos!
es preciso echar al fuego que arde en las rutas con dirección
al mañana
los gordos ganados de artilugio
para que al fin la poesía
sea pábulo para las masas
para que al fin la poesía
sea hecha por todos